Pastillas para no soñar

Invitación al delirio

Cuando escuché por primera vez a Sabina me dije que la poesía podía ser canción, sin perder su esencia.

La letra de sus canciones, son dardos que apuntan al corazón y terminan estrellándose contra el alma. Escucharlo es entenderme, es sentirme identificado con el universo de sus letras de profundidad muchas veces fastuosa. Por ejemplo, cada vez que escuchó "peor para el sol" pienso que soy yo el hombre que “le levanta la falda a la luna”.

Ahora escucho "pastillas para no soñar"  en un estado de delirio: "si lo que quieres es vivir cien años, vacúnate contra el azar, y deja pasar la tentación, dile a esa chica que no llame más y si protesta el corazón, en la farmacia puedes preguntar: ¿tienen pastillas para no soñar?"

Esta canción me gusta escucharla por la mañana, (aunque ahora son las 4pm, cálculo) para empezar el día con una inyección de energía rítmica y poética: la letra me invita a ser libre, a vivir sin preconceptos, a tomar riesgos.

Hoy parece que la vida va hacia el punto en que seremos esclavos falsamente libres, esclavos de la salud, de la tecnología, del Smartphone, del que dirán, dependientes de todo y libres de nada y nadie parece entender que en la dependencia yace la esclavitud.

Pastillas para no soñar me lleva a pensar en ello. Todos se preocupan hoy en día de alargar la vida, de encontrar el elixir, de no querer envejecer casi que a la fuerza, de vivir a contra natura, de guardar para más tarde y en todo ello yace el peligro más grande que tiene la vida: el de no vivir para guardar.

El maestro en concierto

Pues creo que es simple, el vivir es tomar riesgos, es abandonar muchas veces, es dejar que el río corra impasible y tirarse a el y nadar. Estar muerto significa no moverse, quedarse quieto, no arriesgar: los muertos no corren ningún riesgo.

Sabina canta: "si lo que quieres vivir cien años vacúnate contra el azar" cosa que es imposible y el maestro lo sabe, lo que quiere transmitir es eso: no se puede pelear contra el azar, pues uno mueve los hilos de la vida que le pertenece, pero jamás moverá los hilos del destino generalizado (que no es más que todas las decisiones que toman los que nos rodean con sus vidas y que de alguna manera nos perjudican).

No creo que todo este escrito, si así lo fuera la vida carecería de sentido, pienso más bien que la vida está llena de imponderables, está llena de cosas que se nos van de las manos.

Sin embargo es uno el que escribe su propia historia. Y recuerde que la única vida auténtica es la que se sueña, pero si usted quiere vivir cien años y no ganarle a su imaginación, en la farmacia puede preguntar: "señorita por favor, ¿tiene pastillas para no soñar?”

Salud Sabina, larga vida.