Antipoesía Nocturna
La estrecha noche:
el farol de la
calle
es la única luna.
El gato negro
desvelado
gruñe a los
perros de sus recuerdos
camina inseguro e
ingrávido
espera a los
ratones que serán su venganza y su
alimento.
Venganza y
alimento ¡vaya mezcla!
¡Allá que se
entiendan entre animales!
Un ladrón espera
que se duerman las luces de las casas
quiere atacar
se amarihuna
se le prenden las
luces
se le apagan
los miedos.
El ladrón
no nos pertenece
ha cruzado
las fronteras de los barrios tristes y pobres
ha
recalado en las calles de un barrio de ladrones medianamente pobres
ratones
y ratas se llevan bien, por supuesto.
Los
humanos somos gatos acechantes
con
fantasmas de perros persiguiéndonos.
Un
carro desorientado pasa a cien por hora
solo
deja el sonido del aire cortado.
Un
drogadicto se mete al cementerio
a fumar su adicción
y a esconder su culpa.
El
mar se esconde en las sombras
las
olas se imaginan con su flujo y reflujo.
Soy
el observador de la noche, el desvelado, el poeta, el antipoeta
soy
el que mira, el que escribe sin reglas
soy
dueño de estas calles:
Me
pertenecen tanto que las reinvento.
Al gato negro le ha salido una fina cola por la boca.
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